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Era como tener gemelos, llegamos incluso a comprarnos una silla gemelar para que mamá pudiese pasearnos a los dos juntos por la calle. Acudíamos a fisioterapia y estimulación precoz todos los días a un centro de atención temprana que estaba en un municipio próximo a nuestro domicilio que se llamaba APASCOVI. Desde el primer mes de vida y hasta que cumplí los tres años como he comentado anteriormente todos los días por las tardes pasábamos allí largas sesiones de rehabilitación. A mí nunca me gustaron y he de confesar que tampoco me adapté a ellas nunca. Ese método de estimulación conseguía sacar de mí toda la rabia acumulada. Siempre estaba tenso, rígido y pocas veces les sonreía. Mi madre y mi hermana, tenían que pasar allí largas tardes de espera mientras yo recibía las sesiones. A ellas tampoco les compensaba los malos ratos que yo pasaba todos los días, pues no veían grandes avances en mí. Ni físicos , ni psíquicos. Al cumplir los 3 años, y al no ser un centro especifico para niños con parálisis cerebral, el equipo de atención temprana de Torrrelodones planteó a mis padres el cambio a un centro de educación especial de la comunidad de Madrid, pues como cualquier otro niño, debía ser escolarizado . Creo que esta fue la decisión más dura que mis padres han tenido que tomar en su vida, pues realmente tenían que asumir que su hijo no estaba capacitado para escolarizarse en un colegio normal ni siquiera con apoyo curricular. Fuimos de visita a los dos centros que por aquel entonces y en nuestra zona existían, finalmente después de mucho pensar y pensar que era lo mejor para mí en Septiembre  del curso escolar 2006-2007 comencé mi aventura por el colegio.

Un motivo para Unirnos

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